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La Procrastinación y su rol en proyectos.

Según la Real Academia Española, procrastinar es un verbo transitivo que significa “Diferir, aplazar”, en lo personal esta definición me parece más un par de sinónimos que una definición en sí, dado que el significado real tiene un gran impacto en la vida cotidiana de las personas.

Hace unas semanas almorzaba con mi buen amigo Eddy, a quien tenía más de un año de no ver. En medio de la charla, le pregunte por el desarrollo de su Blog, un proyecto que me había comentado la última vez que nos vimos y que le tenia muy entusiasmado. Me comentó que aún no había podido crear nada de contenido, que tenía las ideas, pero que no alcanzaba a desarrollarlas como debería.

Eddy, es un fantástico mercadólogo, con una gran creatividad y una facilidad asombrosa para ver oportunidades donde otros quizás vemos obstáculos. Sin embargo, Eddy es un procrastinador, pero no uno cualquiera, de hecho, su perfil se adapta fácilmente a la definición que ofreció el Filósofo, escritor y autodenominado “Procrastinador estructurado” John Perry en su libro “La procrastinación Eficiente” (Perry, 2012):

“Todos los procrastinadores posponen cosas que tienen que hacer. La procrastinación estructurada es el arte de conseguir que este rasgo negativo trabaje en tu favor. La idea clave es que procrastinar no equivale a no hacer absolutamente nada. Es raro que los procrastinadores no hagan absolutamente nada; hacen cosas ligeramente útiles, como ocuparse del jardín o afilar lápices o dibujar un diagrama de cómo van a reorganizar sus archivos cuando se pongan a ello. ¿Por qué hacen estas cosas? Porque es una manera de no hacer algo más importante”.

La propuesta de Perry es muy interesante sin lugar a duda, ¿A qué se debe eso?, destacan dos razones:

  1. La percepción popular que se tiene sobre procrastinación es que se trata de hacer nada, es decir ser una persona poco productiva.
  2. Es bastante probable que todos en algún momento de nuestra vida hayamos procrastinado (si no es que aún lo hacemos), y eso, es solo haber experimentado un hábito difícil.

Piense por un momento en algún proyecto que tenía como prioridad (emprender, leer o escribir un libro, aprender otro idioma, iniciar a hacer ejercicios, etc.) y se fue aplazando en el tiempo, mientras desarrollabas otras actividades, pues en esas situaciones estaba procrastinando.

Este hábito tiene una base emocional, y por más que grandes filósofos como Aristóteles sostuviera que los seres humanos somos “primeramente seres racionales”, la realidad es que el tránsito de nuestra vida pasa de forma continua por las emociones.

Por más que hagamos otras actividades y de esa forma mantengamos cierto grado de productividad, el proyecto que aplazamos nos pesa, y ejerce como una lápida en nuestra mente que debemos andar cargando, incluso a un nivel subconsciente, y eso nos afecta a nivel emocional en mayor o menor medida, hasta que quizás completemos esa tarea pendiente.

Y… ¿Qué pasa con los Proyectos?

Quizás después de haber leído estas primeras líneas te preguntes, ¿Por qué aparece el término “proyectos” en el título, ¡sí solo he leído de procrastinación, emociones y de retrasos!? La respuesta se orienta, en que los proyectos son creados por personas y son estas las que están expuestas a practicar el hábito de la procrastinación.

Los proyectos no se pueden dar sin primeramente haber imaginado la solución que queremos crear para la necesidad identificada, es ésa creatividad la que nos lleva a la formulación y evaluación del proyecto (el ante proyecto), que a la vez representa la fase inicial del ciclo de vida de un producto. Es en ésa faceta de creatividad donde las personas procrastinadoras realizan su aporte (es importante remarcar que esto no significa que las personas que no procrastinan no sean creativas).

Donde quizás no podemos tener un aporte real es en la gestión del proyecto mismo (aunque en la práctica siempre tenemos personas procrastinadoras dentro del equipo de gestión y de desarrollo, las cuales requieren más atención por parte del líder de proyecto), la razón es simple, los proyectos son esfuerzos temporales, sometidos a una restricción de tiempo, lo cual no permite encargar una parte importante del proyecto a alguien que no tendrá el enfoque adecuado para culminar o lo hará en último momento, quizás incluso sacrificando calidad.

Es cierto que nadie anda con un letrero que dice “soy procrastinador”, es responsabilidad de los líderes de proyectos reconocer todas las cualidades óptimas durante el desarrollo del equipo y a partir de ahí colocar a cada miembro en las funciones donde pueda aportar más al proyecto. Veamos el siguiente gráfico de  (PMI, 2017).

Ilustración 1: Gráfico con ciclo de vida de proyectos según PMBOK V6

Para profundizar está parte, he realizado un breve estudio con 74 personas de diferentes países en Latinoamérica y producto de este poder identificar el impacto de la procrastinación.

Ilustración 2 Planificación del día

En esta pregunta analizaremos dos respuestas muy relevantes:

Del 37.84% que plantea ir realizando sus actividades según lo que vaya aconteciendo el 57.57% corresponde a hombres cuya mayoría se encuentra en un rango de edad entre 18 y 25 años. Esto nos indica que la planificación de las tareas no es algo que acontece en etapas tempranas de la vida laboral.

Del 54.05%, el 52.50% corresponde a mujeres cuya mayor representación se encuentra en un rango entre 36 y 45 años, lo que nos dice que la planificación se desarrolla de una mayor manera en mujeres que quizás se encuentran en una etapa de consolidación profesional.

Ilustración 3 Los procrastinadores son creativos e ingeniosos.

Con un 48.65% la mayoría de los participantes ha opinado que los procrastinadores no son personas ingeniosas o creativas. Este, es quizás uno de los datos más interesantes de la investigación, debido a que los procrastinadores realmente se destacan por su creatividad.

El psicólogo organizacional estadounidense Adam Grantt, destaca en su charla TED (Grantt, 2016) que luego de haber sometido a un experimento de creatividad tanto a procrastinadores como a precastinadores (personas que terminan las tareas antes de la fecha limite), los primeros reflejaban ser un 16% más creativos que los segundos.

Seguro te estas preguntando ¿Cómo es eso posible?, Grantt explica que el hecho de no acudir de una forma acelerada a realizar la actividad les permitía a los procrastinadores moderados tener una visión más amplia de las cosas y de esa manera poder generar más ideas (incluso si estas no son tan geniales).

Ilustración 4 Causas que provocan la procrastinación.

Un 45.95% de los encuestados piensa que las razones principales que llevan a la procrastinación radican principalmente en dos:

  1. El entorno social y laboral
  2. La falta de compromiso y organización.

Ambas causas reflejan tanto la parte interna como externa que puede vivir cualquier persona. La principal diferencia y donde debemos prestar especial atención es la falta de compromiso y organización, esto debido a que representa aquello sobre lo que como individuos podemos ejercer algún tipo de control.

En este punto es muy importante recalcar un factor psicológico que nos puede estar afectando y que nos empuja a procrastinar. Este factor es la Atiquifobia o el miedo al fracaso. Adoptamos este estado mental con la percepción que sí no intentamos algo, entonces no estaremos fracasando y nos quedamos en un estado pasivo o evadiendo la responsabilidad.

Ilustración 5 Consecuencias de la procrastinación.

Como se podía anticipar, la principal consecuencia que se detectó producto de la procrastinación es el retraso en la culminación de los proyectos (60.81%), esto solo refuerza el punto de lo difícil que es para un procrastinador poder ser realmente productivo durante un proceso de gestión de proyectos.

Sin embargo, el 24.32% de los encuestados piensa en consecuencias varias, entre las que destacan:

  • Estrés
  • Jornadas laborales más extensas
  • Problemas con mis compañeros de trabajo y familiares.
  • Pérdidas económicas.

Todos estos puntos pueden tener consecuencias incluso peores en nuestro cerebro, a como destaca el neurocientífico Facundo Manes (Manes, 2019), que producto de altos niveles de estrés emocional crónico, el resultado que podemos percibir a posteriori son enfermedades del cerebro como la depresión, lo cual en lugar de ayudar a salir de ese estado de inconformidad, tiende a empeorar.

Ilustración 6 Formas superar la procrastinación.

Mejorar los hábitos de organización se percibe como la principal manera de superar la procrastinación. Esta es una opción principalmente preferida por hombres (un 54.24%) y de este porcentaje con un 37.5% el rango de edad predominante es 25 a 35 años.

Otras alternativas que se identificaron fueron:

  • Buscar ayuda profesional,
  • Haciendo deporte,
  • Leyendo libros de auto ayuda.

En este punto hay que tomar en cuenta un factor que puede tener mucho peso en el tema de la procrastinación, este es el ego.

La Procrastinación y el Ego.

Procrastinar debido al ego, si es una situación especial, debido a que nada bueno puede surgir si la base es el ego. En un artículo de 2005 el fundador de Microsoft Bill Gates reconocía en un evento para los estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Nebraska-Lincoln que solía dejar para el último momento las tareas o la preparación de un examen, con el fin de sorprender a sus compañeros con lo que él calificaba como “bromas”. “La gente pensó que era divertido”, afirmó. “Esa era mi posición: el tipo que no hizo nada hasta el último minuto”. Merca2.0 (González, 2018).

Gates reconoce que le llevó un tiempo poder dejar el hábito de procrastinar, que en su faceta de empresario esto tenía un peso demasiado grande y que había aprendido que las personas que admiraba siempre estaban organizadas y cumplían sus tareas a tiempo.

Querer adoptar una actitud de procrastinador solo para parecer más listo que el resto, es una consecuencia de nuestro ego, y de nuestra carencia de autoconocimiento y autocontrol, lo cual deja en evidencia nuestro bajo coeficiente de inteligencia intrapersonal. Ser capaces de no ser guiados por el ego, es la alternativa por la cual debemos trabajar, aunque no resulte nada fácil.

Hágase la siguiente pregunta, ¿Cuántas veces he procrastinado solo para aparentar ser el más listo, el rompe reglas, el desinteresado, etc.? Y piensa luego en los resultados que obtuviste.

¿Superar o aprender a vivir con el hábito?

No hay una cura mágica para superar la procrastinación, debido a que es un mal hábito que requiere autodeterminación y verdadero deseo por parte de la persona que lo experimenta para dejarlo atrás.

Eso sí, no debe ser catalogado como “el peor de los malos hábitos”, es solo una costumbre cuya práctica tiene consecuencias al igual que otras.

Yo también he sido procrastinador, y para superar el hábito empecé por:

  • Dejar de autoengañarme,
  • Establecerme metas cortas y sencillas,
  • Crearme constancia en cualquier actividad que iniciara.

Una de las medidas más importantes fue cortar los vínculos que me estimulaban a procrastinar, esta parte puede variar en cada persona (puede ser desde la TV, redes sociales hasta personas). Puedes profundizar en libros relacionados al tema, sin embargo, es muy probable que en ellos encuentres los mismos pasos que he mencionado de forma extendida.

Si decide continuar viviendo bajo este hábito, quizás no se dé cuenta, pero más allá del daño emocional que se ocasiona, está dañando a las personas que lo rodean. Acá, no se excluye a que afecte a sus familiares, compañeros de trabajo, socios y/o los proyectos de la compañía en donde labora (incluso si es suya).

La decisión pasa siempre por nuestros pensamientos y la forma en como reaccionemos a ellos, recordemos las palabras del gran escritor francés Víctor Hugo:

“la conciencia es la línea recta; la vida es el torbellino. Este torbellino tan pronto lanza sobre la cabeza del hombre negrura del caos como hace brillar sobre ella un cielo azul”.

No tenemos control sobre lo que ocurre en nuestro entorno, pero si lo tenemos sobre lo que hacemos con nuestros pensamientos y las decisiones que ejecutamos o dejamos de ejecutar.

Por cierto, Eddy ya ha creado su primer material para su blog, no porque yo le diera consejos sobre dejar de procrastinar, sino porque decidió por si mismo dejar de autoengañarse y dar un paso adelante en su vida.

Siempre es un gusto para mi poder compartir un poco de conocimiento y experiencia. Espero este articulo haya sido de tu agrado.

¡Saludos Cordiales!


Créditos a las publicaciones de:

  • González, F. (17 de Marzo de 2018). Merca20. Obtenido de https://www.merca20.com/antes-del-exito-bill-gates-tuvo-que-abandonar-este-mal-habito-deberias-hacerlo-tu-tambien/
  • Grantt, A. (2016). Los sorprendentes hábitos de los pensadores originales. TED.
  • Manes, F. (2019). Aprendiendo de grandes. Obtenido de https://aprenderdegrandes.com/facundo/
  • Perry, J. (2012). La Procrastinación Eficiente. Barcelona: Ediciones Urano.
  • PMI. (2017). Guia de los fundamentos para la direccion de proyectos, PMBOK Guide V6. Pennsylvania, USA: Project Management Institute, Inc.

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El síndrome del “Profesional de Libro”.

¿Te llamó la atención el título de este escrito? Déjame contarte una breve historia. Hace unos años me encontraba siendo parte de un equipo de gestión en una planta productiva, y habíamos reconocido junto con el gerente de operaciones que teníamos demasiados problemas con los procesos para poder alcanzar las metas del área. Fue así que se decidió buscar la ayuda de un consultor en Lean Six Sigma. Nos asistió un profesional con múltiples maestrías, varias certificaciones y según decía su perfil mucha experiencia en implementación. El consultor llegó, nos presentó un plan de trabajo y echamos a andar todas las sugerencias que él nos decía, sin embargo, notamos que al pasar el tiempo los problemas no mejoraban, al contrario, teníamos más dificultades para poder desarrollar el trabajo. Fue así, que decidimos tener una reunión directa con él y abordar sobre lo que estaba pasando, le preguntamos si este era un proceso normal, que si era así ¿Por qué estábamos empeorando en vez de ver mejoría?, ¿Qué medidas había aplicado antes con las personas y con el entorno para facilitar la transición? él nos respondió que en teoría todo debía mejorar a posteriori…. Definitivamente esa no era la respuesta que el gerente esperaba escuchar.

¿Te has visto envuelto en una situación similar? Reflexionando sobre situaciones como la anterior fue que surgió el término “Profesional de Libro”, quizás ya lo vayas intuyendo, pero ¿Qué es el síndrome “Profesional de Libro”? básicamente es aquella condición que padece aquel profesional que estudia, pero que nunca llega a ejercer lo que estudio. Se quedó solamente con la teoría y certificados, y carece de las “cicatrices” que te brinda llevar a la práctica el aprendizaje, es decir, no tiene un criterio solido sobre la ciencia que promueve más allá de la teoría.

Esta situación no es nueva, el gran filósofo Immanuel Kant, en su obra “Teoría y praxis” (1793) expresaba: “… podrá haber teóricos que jamás devengan prácticos en su vida porque carecen de la facultad de juzgar: por ejemplo, médicos o juristas que han hecho buenos estudios, pero que no saben cómo deben conducirse cuando tienen que dar un consejo”.

De lo anterior, es inevitable que venga a nuestra mente las preguntas, ¿Para qué estudiar tanto, si no se pretende llevar a la práctica todo ese conocimiento? ¿Qué criterio se puede tener sobre algo que solo se ha visto en teoría y no se ha ejercido para confirmar que lo estudiado es real?

Si bien Kant ya resaltaba esta crítica en el siglo XVIII, en pleno siglo XXI el profesional de libro sigue siendo una realidad. En algún punto el aprendizaje real y con sentido crítico no se ha podido ejercer por diversas razones.

Efecto Dunning-Kruger

Esta incapacidad de desarrollar un pensamiento crítico sobre el conocimiento que se ha venido absorbiendo y el auto convencimiento de que somos capaces de poseer el conocimiento sobre una ciencia, solo a través de poseer títulos, se ha vuelto una falacia mental, expresiones como “Tengo tal grado académico o poseo x o y certificaciones, esto me hace un experto en el tema” han causado un alto nivel de confusión con respecto al término “experto”.

El profesor de psicología David Dunning y su pupilo Justin Kruger durante los años 90s realizaron la investigación sobre la percepción de capacidades en las personas. Los resultados de este estudio lo podemos ver en la siguiente imagen:

I.   Imagen con efecto dunning-Kruger.

Fuente: https://tengasepresente.blogspot.com/2017/02/el-efecto-dunning-kruger.html

La imagen anterior demuestra como a través de ganar experiencia y de alcanzar cierto nivel de seguridad es cuando realmente estamos haciendo una comprensión crítica y real del aprendizaje y no nos encontramos absortos en una especie de fantasía profesional.

De hecho, encontraron que bajo este estado se conlleva características como:

  • Ser incapaz de reconocer nuestra propia incompetencia.
  • No poder reconocer las competencias de alguien más.
  • No tener un horizonte claro de hasta dónde llega la incompetencia en un ámbito y qué se tiene que hacer para mejorar ese aspecto.

Un estado de satisfacción basado en el entorno.

Vivimos actualmente en una era donde la información y los datos se mueven a velocidad impresionantes, y donde cada día vemos como se forman nuevas maestrías, certificaciones, diplomados, entre otros, caer en esa dinámica sin tener un horizonte claro y razonable del porqué, nos está arrastrando a lo que el autor coreano-alemán Byung-Chul Han, en su obra “La sociedad del cansancio” (2010) denominó como la “sociedad del rendimiento”, un estado mental en el que por seguir un exceso de positividad se cae en un estado de guerra interior y de auto exigencia que no nos permite ser consecuentemente objetivos y que solo nos lleva a ser una especie de hombre “animals laborans”.

En otras palabras, la necesidad auto forjada de “seguir” la carrera de títulos y estudios para sentir que pertenecemos a cierto nivel social o profesional, no permite que nos tomemos un momento y hagamos una auto reflexión relacionada si lo que estamos buscando como profesionales realmente proporciona un aporte real a nosotros mismos y a la sociedad en la que vivimos.

El sociólogo Jorge Yamamoto, en su charla para TED en español “tu felicidad depende de tu entorno social”, comenta que la sociedad latinoamericana se ve enfocada en un conocimiento de “cartón”, donde se prioriza la obtención de una educación de plagio (a través de la no creación de conocimiento nuevo, sino de la copia de tesis o demás evidencias de conocimientos con el fin de obtener un grado) en vez de una correcta formación de valores morales.

Esto lleva a la reflexión si realmente estamos siendo capaces de discernir lo que se está haciendo con la información; si solo buscamos obtener conocimiento por una razón de moda y como un placebo mental o estamos buscando como convertir esa información en conocimiento útil y explotable.

Visualización real del entorno, ¿Qué piensan los protagonistas?

Producto de lo descrito anteriormente, donde hemos hablado de todo tipo de estudios (máster, doctorados, posgrados, certificaciones, etc.), he enfocado un estudio particularmente en la creciente oferta de certificaciones internacionales (solo del enfoque ágil al 2016, según el experto Robert Galen se encontraban en el mercado aproximadamente 113 tipos de certificaciones), con una breve investigación a 40 profesionales de diferentes países latinoamericanos, a los cuales se les ha consultado sobre su opinión en diferentes aspecto relacionados a la obtención de certificaciones profesionales. Estos han sido los resultados:

1. ¿Posee certificaciones profesionales? por ejemplo (PMP, Scrum, ISO, 6 sigma, logística, etc.)

Es importante reconocer cuantas certificaciones posee un profesional, donde podemos identificar que el factor común resulta en tener desde 1 hasta 4 certificaciones. En este caso, de los profesionales que poseen 1 certificación, tanto hombres como mujeres ocupan un 50% cada uno.

En el caso de los que poseen de 2 a 4 certificaciones, del 47.5% que se ha identificado en esta categoría, 21.05% son mujeres y 78.95% son hombres. Con más de 5 certificaciones el género predominante son las mujeres al ser el 67% de los que eligieron esta categoría.

Aplicar tanto conocimiento en sí, resulta una tarea interesante y los resultados anteriores nos reflejan la diversidad de opinión que existe con respecto a cuantas certificaciones se buscan, sin embargo, surge la pregunta acerca del motivo que llevó al estudio de todas estas.

2. ¿Cuál es la principal razón que lo llevó a sacar certificaciones?

Si bien, el porcentaje más destacado resulta en un 39.13% correspondiente a un deseo de aprendizaje (lo cual, llevado a la práctica, resulta fantástico), es inevitable no resaltar el 47.83% obtenidos de categorías como “obtener un mejor trabajo y ofrecer servicios de consultoría”, lo cual se intuye principalmente como una respuesta ante la necesidad de mejorar los ingresos económicos personales.

Un 8.70% resaltaba que no tenía una idea clara para qué había buscado la obtención de certificaciones y un 4.35% lo buscó con el fin de aplicar el conocimiento en la comunidad. Esto último nos llevó a la siguiente pregunta.

3. ¿Aplica a conciencia los conocimientos adquiridos?

Cuando se consultaba por esta parte, el 42.5% resaltaba aplicarlo de manera parcial, lo cual ya denota la dificultad en sí de llevar a la práctica el conocimiento aprendido, quizás debido a factores que veremos más adelante en este estudio. En esta parte quienes poseen más dificultades para llevar a cabo la implementación son los hombres que poseen de 1 a 4 certificaciones con un 66.67% y en el caso de las mujeres las que poseen 1 certificación, con un 40%.

¿Todo este aprendizaje está generando un impacto en la comunidad? es lo siguiente que se consultó.

4. ¿Considera que la aplicación de sus conocimientos está generando un impacto en su entorno laboral o social?

Este dato refleja uno de los puntos más llamativos de toda la investigación, ya que el impacto se considera el resultado positivo o negativo que se obtiene de la aplicación de conocimiento en la sociedad.

Sin duda el porcentaje a destacar es el 80% de los profesionales que considera que la aplicación de estos conocimientos está brindando un impacto y que este es medible.

Los participantes más destacados de este 80% son el 82.35% de los hombres que poseen de 1 a 4 certificaciones y el 100% de las mujeres que poseen más de 5.

Esto se interpreta como datos alentadores y que quizás estén llevando la corriente del “síndrome del profesional de libro” a una futura extinción, con la salvedad que para reforzar estos datos será necesario a futuro llevar investigaciones etnocentristas que comprueben estos resultados.

5. ¿Considera que el estudio continuo de certificaciones es parte esencial para el desarrollo profesional?

A pesar del gran resultado de la pregunta anterior donde resaltaba en su mayoría el gran impacto que estaba generando la aplicación del conocimiento, al consultar sobre si este tipo de estudio resulta esencial para el desarrollo profesional, la balanza tiende a ser más abierta, puesto que un 32.5% de los profesionales consideró que hay más factores importantes.

Esta parte lleva a considerar un factor de cuestionamiento en la educación del profesional, en esa necesidad de explorar nuevos puntos y que según diversos neurocientíficos son parte de la plasticidad neuronal que se va ampliando a lo largo de la vida del ser humano y que nos invita al cuestionamiento de los diversos factores que se nos presentan tanto en la vida profesional como personal.

6. ¿Cuál considera que es la principal causa que le impide aplicar el conocimiento adquirido a través de certificaciones?

Si bien los profesionales identificaron en un 60% al entorno social y laboral como la principal barrera que impide la aplicación de los conocimientos obtenidos a través de estas certificaciones, es notable que el 40% que ha marcado “otros” ha ofrecido una variedad de respuestas bastante interesantes, como:

  • La falta de importancia que le dan a estos estudios en la sociedad.
  • Mi falta de experiencia.
  • Miedo a equivocarme.
  • No sé cómo aplicarlo.
  • Que tan abierto y receptivo es el entorno en el que se práctica.

Todas estas opiniones nos permiten observar la diversidad de percepciones que sobresalen al momento de buscar las barreras que dificultan llevar a la práctica tanto conocimiento adquirido.

Por ende, nos invita a hacernos un auto análisis sobre hacer conciencia si realmente seremos capaces de enfocarnos en tanto conocimiento y no lograr resultado alguno o debemos enfocarnos en aquel conocimiento en el cual realmente podamos ser agentes efectivos de cambio y así no caer en el síndrome del profesional de libro.

El rol del nuevo aprendizaje.

Puesto que hasta el momento hemos expuesto opiniones de grandes filósofos, sociólogos y la de los participantes mismos, es importante reflejar el rol del nuevo aprendizaje con respecto a el síndrome del “profesional de libro”.

Destaquemos de los profesionales encuestados un 21.74% expresaba su deseo de estudiar para brindar consultorías, lo cual no deja exento la opción de brindar clases a profesionales. Hace un tiempo un colega me comentaba que para brindar clases no era necesario haber llevado todo el conocimiento a la práctica.

Sin embargo, dado la velocidad con la que se mueve la información en la 4ta revolución industrial o la era de la información, presentarse a dar clases solo bajo la sombra de la teoría, representa un suicidio profesional o ser encasillado como un profesional de libro. La razón es bastante sencilla, hoy llevamos con nosotros (casi todo el tiempo con el celular, la Tablet, la laptop, etc.) la biblioteca más grande del mundo ( nuestros buscadores) que en es capaz de proporcionar el alcance a todo tipo de medio educacional (libros, artículos, videos, foros, etc.), por lo tanto, es muy poco lo que se le puede ofrecer como visionario al nuevo profesional solo a través de lo teórico (más allá de la dificultad que representa en algunos países el acceso a internet, que en si representa un problema social).

Hoy el reto pasa por ser capaz de proporcionar educación a través de formas que no sean monótonas y sin objeto para las nuevas generaciones, poder reducir la brecha entre la teoría y la práctica, a través de la experiencia.

El neurocientifico Stanislas Dehaene a través de su libro “¿Cómo aprendemos?” (2019), nos presenta 4 pilares que deben ser desarrollados por todos aquellos que pretenden proporcionar conocimiento a través de dar clases, bajo la primicia de “No se puede enseñar, sino se conoce como aprendemos”, estos pilares se reflejan en la siguiente imagen:

II.  Imagen con pilares del aprendizaje.

El significado de cada pilar en el aprendizaje resulta clave, a continuación, hago una breve explicación de cada uno:

  1. La atención: Ese conjunto de circuitos neuronales que se encargan de seleccionar, amplificar y propagar a las señales a las que nuestro cerebro límbico-cortical (parte de nuestra inteligencia emocional) le da importancia, es decir, si la información que llega a los alumnos es carente de interés, esta no será capaz de ser procesada y muchos menos comprendida (aquí juega un rol importante los tipos de inteligencia ya expuestos por Howard Gardner) por lo tanto, no habrá aprendizaje efectivo.
  2. El compromiso activo: La capacidad de generar en los estudiantes esa curiosidad activa por los nuevos conceptos, el desarrollo de una curiosidad constante que les permita no aceptar como absoluto todo principio teórico, sino, comprobarlo, llevándolo a la práctica.
  3. La retroalimentación: Juega un rol clave,debido a cada vez que descubrimos que el mundo contradice nuestras expectativas nos causa una sorpresa y las señales de error se propagan por todo nuestro cerebro y solo a través de una retroalimentación efectiva es posible eliminar las hipótesis inadecuadas y adoptar las pertinentes.
  4. La consolidación: El conocimiento significativo que ha recalado en el cerebro como importante, es transferido a la memoria de largo plazo y de esa forma se libera espacio para poder adquirir nuevo conocimiento. En esta parte la complementación práctica del conocimiento juega un rol destacado, ya que es lo que permite junto con el sueño que el cerebro repita y recodifique a la adquisición de conocimiento en el día a día.

La aplicación de estos pilares no está ni remotamente al alcance de alguien que sufra de ser un “Profesional de Libro”, la incapacidad de llevar a la práctica resulta siendo una barrera significativa tanto a nivel educativo (si se pretende enseñar) como a nivel profesional (si se pretende ejercer a nivel empresarial).

Conclusiones y visión futura.

A lo largo de todo este escrito hemos planteado el concepto del síndrome de “Profesional de libro”, opiniones, estadísticas y tendencias neurocientificas de aprendizaje, revertir la condición de ser parte de estos profesionales de libro no es algo que este fuera del alcance de un profesional, ya que pasa principalmente por lo que se conoce como el primer principio de la inteligencia emocional: El autoconocimiento.

Solo a través de llevar a cabo esa auto reflexión como personas y como profesionales y siendo totalmente honestos sobre el verdadero conocimiento que somos capaces de aplicar, y posteriormente, quizás de enseñar es que nos orientaremos a ser verdaderos generadores de cambios en nuestro entorno.

El conocimiento sin la práctica resulta nada más una decoración inútil, que acrecienta el ego y que no permite ver más allá en el verdadero valor que este tiene.

Todas las barreras que aparentemente nos impiden llevar a la obtención de resultados a través de la práctica solo valida lo que en su momento citó el entrenador de tenis y conferencista internacional Toni Nadal “Jamás una excusa nos ayudó a ganar un partido. El camino más fácil y rápido para ser responsables es reconocer que de nuestro comportamiento dependen las consecuencias de nuestras acciones”.

En el inicio de este escrito describí una situación con un profesional de libro. La respuesta a nuestros inconvenientes en la planta la encontramos con una persona con muchos menos títulos, pero con la experiencia y el enfoque de haber aplicado y validado los conceptos teóricos tan bien aprendidos, definitivamente nos dejó una gran lección, como espero este escrito sea de aprendizaje para ti.

Siempre es un gusto para mi poder compartir un poco de conocimiento y experiencia. Espero este articulo haya sido de tu agrado.

¡Saludos Cordiales!

Créditos a las publicaciones de:

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La evolución de la Gestión de Continuidad de Negocios con ISO 22301:2019

Imagínese en el siguiente escenario “Es viernes a eso de las 9 am y se encuentra en una reunión de trabajo con su equipo en las instalaciones de la empresa donde labora, y en ese momento ocurre un fuerte sismo que provoca la muerte y lesión de parte del personal, daños severos en la infraestructura física y tecnológica, afectaciones a los servicios entregados a los clientes, entre otros. Usted es de los afortunados sobrevivientes y al estar en la zona de seguridad post incidente se da cuenta de todo el caos que se vive, la histeria colectiva, la incertidumbre en las personas y la gran pregunta que se escucha por todos lados ¿Y ahora qué hacemos?”.

Haga la reflexión sobre lo anteriormente leído y piense si es capaz en estos momentos la organización para la que trabaja de responder ante eventos como el anteriormente descrito. Analice si la organización es capaz de:

  • Poder salvaguardar la vida de sus colaboradores,
  • Reconocer sus tiempos de recuperación operativa,
  • Implementar las medidas eficientes para poder restablecer los servicios de la empresa,
  • Dar una respuesta a clientes, proveedores, publico en general sobre el estado de la operatividad de la empresa post evento,
  • Restaurar la operación al punto en el que se encontraba antes del incidente
  • Reconocer de cuanto es la pérdida monetaria por cada hora de operación perdida.

Si su respuesta es que considera poco probable que un evento como el descrito ocurra, déjeme decirle que está equivocado, el articulo presentado por BBC (2018), “Los países del mundo (y de América Latina) con mayor riesgo en caso de sufrir una catástrofe natural” cita lo siguiente:

“El país con menos riesgo es Qatar. El que corre más riesgo es Vanuatu, una isla en el Pacífico Sur. Los países que más riesgo corren en América Latina están todos en Centroamérica”, y nos muestra el siguiente mapa de calor de riesgo:

Esto nos refleja la alta probabilidad de sufrir la materialización de eventos como huracanes, inundaciones, terremotos, etc. Sin olvidar otros escenarios disruptivos como Ataques informáticos, Escenarios sociales (manifestaciones, guerras, huelgas, etc.), Epidemias o pandemias, que también pueden ser capaz de impactar la continuidad de las operaciones de una empresa (en mayor o menor medida) y en algunas ocasiones llevándola incluso a su cierre.

Producto de todas las incertidumbres y la incapacidad de las organizaciones de poder dar respuestas efectivas a los escenarios anteriormente descritos fue lo que llevó a la creación de la primera edición del estándar internacional ISO 22301 en mayo 2012 que consistía en los requerimientos para implementar un Sistema de Gestión de Continuidad de Negocios y cuya estructura de alto nivel permite que se pueda alinear con las normas ISO 9001: Gestión de Calidad o ISO:27001: Gestión de Seguridad de la Información.

Usted se podrá preguntar, ¿De qué forma esta norma ISO 22301 vino a apoyar como resolver las incógnitas descritas anteriormente? La respuesta es sencilla, el enfoque de la estrategia de implementación de ISO 22301:2012 y sus requerimientos están orientados principalmente a los puntos descritos en la siguiente imagen:

I. Imagen del Núcleo de un Sistema de Continuidad de Negocios

Estos puntos permiten a una organización ser más eficiente en su gestión de continuidad de negocios, sin embargo, la ejecución de esta norma no resultaba fácil para las organizaciones, lo cual derivó en que las mismas no optaran de primera instancia en su implementación.

Esto llevó a la creación de barreras por parte de las organizaciones como resalta Martin Caddick (2018), en su estudio “Why BCM is Failling in our complex world”, y que se puede ver en la siguiente imagen:

II. Imagen con Barreras organizacionales para implementar Gestión de Continuidad de Negocios.

Nota: BCM es la nomenclatura en inglés de Gestión de Continuidad de Negocios.

Para superar estas barreras y facilitar a las organizaciones la implementación de la norma ISO 22301, el comité ISO/TC 292 (Comité Técnico de ISO de Seguridad y resiliencia) ha venido trabajando en los últimos años en la actualización de la versión 2012 de la norma, y en la creación de una nueva edición orientada a la simplificación, con términos más claros, fácil de asimilar y con un contenido más consistente; De manera que se distinga de una forma más simple los requerimientos de implantación (el Qué) y la guía de ejecución (el cómo).

A continuación, voy a resaltar alguno de los principales cambios de la versión 2012 a la versión 2019:

III. Imagen con aspectos generales de cambio de ISO 22301 de la versión 2012 a la nueva versión 2019.

Fuentes: Donika Gashi & Vesa Hyseni (2019) “What to expect from the revised version of the ISO 22301 standard” y Dr. Wolfgang H. Mahr (2019), “ISO 22301:2019, What will change”.

Los puntos anteriores se pueden considerar como las principales directrices de cambio según se reflejó en el DIS (Draft international Standard) emitido a en el primer trimestre de 2019.

Es muy importante resaltar que la remoción del término “Apetito de riesgo” ha correspondido a la necesidad de darle un mayor enfoque al nivel de impacto de no asumir las medidas necesarias para mitigar, volviendo que la consecuencia de la disrupción de ciertas actividades en la organización se enmarque como INACEPTABLES.

Si bien esta nueva versión ha tardado casi 7 años en darse, se puede decir que los nuevos cambios se orientan a facilitar la implementación del estándar en continuidad de negocios y de esa forma que las organizaciones tengan mayores opciones de superar las consecuencias de eventos disruptivos.

Que las organizaciones adopten una cultura de resiliencia y se encuentren mejor preparadas para afrontar escenarios como el descrito al inicio de este artículo es la misión clave que trae esta nueva versión de la norma ISO 22301.

Siempre es un gusto para mí poder compartir un poco de conocimiento y experiencia. Espero este articulo haya sido de su agrado.

¡Saludos Cordiales!

Créditos a las Publicaciones de:

  • Donika Gashi & Vesa Hyseni (2019) “What to expect from the revised version of the ISO 22301 standard”, PECB.
  • Dr. Wolfgang H. Mahr (2019), “ISO 22301:2019, What will change”, PECB.
  • Martin Caddick (2018), en su Estudio â€œWhy BCM is Failling in our complex world”, PECB.
  • BBC, (27 Nov 2018), BBC News, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46357919